DÍA 4.- el castigo de los bocazas

Hasta ahora, el Mundial estaba castigando a los timoratos. En esta jornada les ha tocado el turno a los bocazas. Cannavaro dijo: tenemos la mejor defensa del campeonato. Los paraguayos demostraron no estar de acuerdo. Etto'o afirmó: llegaremos a la final. Mal han comenzado esta carrera. Está claro que el Mundial se escribe a partir de los hechos y no de las palabras. Aquí, en un pispás, te ponen la cara colorada.

Holanda 2 - Dinamarca 0
Los anaranjados herederos de la mecánica mostraron más ruido que nueces, aunque ganaran con holgura. Pese a llevar la iniciativa, fueron sin embargo los daneses quienes pudieron hacer más pupa en la primera parte, hasta que la entrada de jovencitos arriesgados como Ellia y Afellay modificó la pausada cadencia holandesa. Habrá que esperar para ver si la entrada de Robben modifica sus planteamientos y performances. Los daneses, excesivamente planos y sin demasiadas ambiciones, parecen destinados a quedarse en el corte.

Japón 1 - Camerún 0
No presentaron los africanos credencial alguna que demuestre sus mencionadas aspiraciones. Antes bien, se perdieron en salvas, dando a entender que podían jugar mejor pero sin hacerlo. Lentos e indecisos, parecieron sorprendidos de la tenaz entrega nipona y fueron incapaces de sobreponerse a ella. Japón puede que se vaya a casa, pero el triunfo de ayer no cabe duda de que entrará en los anales de su todavía primitivo fútbol en el que, por sus maneras y calidad, destaca el rubio Honda. Para los cameruneses se abren dos jornadas repletas de suspicacias y claramente tensas. La desconfianza de Roger Milla en el liderazgo de Etto'o parece encontrar en la realidad un firme aliado. Tormenta habemus.

Italia 1 - Paraguay 1
Le salvó una cantada de Justo Villar porque, hasta entonces, el infructuoso y falto de calidad fútbol transalpino había encontrado réplica y gol en los muy rocosos y expeditivos paraguayos, que me recordaron a los que tantos dolores de cabeza dieron a la española de la mano de los Gamarra y compañía. Por parte italiana, sólo Pepe se salvó de la quema, con un Montolivo intermitente y un De Rossi pleno de energía aunque excesivamente revolucionado, quizás por su deseo de aportar todo lo que sus compañeros no hacían. Luces de alarma. Como siempre, Italia empieza con dudas y empatando. Luego, ya se sabe...

NOTA.- Está demostrándose que el baloncito de los cohones hace de las suyas entre porteros y defensas. El que olvida sus estrafalarias trayectorias en vuelo, lo paga. Para los desplazamientos largos, difícil medir la potencia. El bote, la salida de una liebre asustada. Ni un libre directo entre los tres palos en doce partidos. Adidas se ha cubierto de gloria, sin duda. No sé cuál es el jubileo que propone su nombre.