Soy tan solo un aficionado. No soy un estudioso, sino un gran amante de este magnífico deporte. No soy un experto, pero tengo mis propios criterios. No soy un estadístico, pero sumo dos y dos y, a veces, me dan cuatro. No soy un forofo aunque tenga mis preferencias. Tampoco un nostálgico, pero estoy harto de que el fútbol se trate con los trazos de la prensa rosa. Esta página será para ti, si así lo quieres. Si te gusta, disfrútala y vuelve. Si no te gusta algo, dilo. Si lo que quieres es pelea, busca en otro lado. Aquí hablaremos de fútbol, no de majaderías.

domingo, 27 de junio de 2010

DÍA 16.- la saca de las yeguas

¿A que el título de esta crónica parece literario y genera expectativas? ¿Qué irá a decir este mandria?, os preguntaréis. ¿Serán las yeguas los miedosos árbitros del Mundial, o querrá referirse el autor, metafóricamente, a los mandamases de la FIFA? Pues nada de eso. Este titular define que ayer os fui infiel con la vida y me fui con un amigo autóstono y mi chica a vivir un ceremonial natural y bellísimo que tiene lugar cada 26 de junio en la pedanía de El Rocío y en las calles de Almonte, con las yeguas salvajes marismeñas y los yegüeros locales como protagonistas. Os pido perdón, con la boca pequeña, pero le puse al Mundial unos cuernos del tamaño de un piano de cola a cambio de una exquisita jornada de inmersión en los modos y costumbres locales, y no voy ahora a disimularlo ante vosotros con refritos de las crónicas de otros. Que este blog adquirió el compromiso, desde lo personal y el directo, de ofrecer al lector una visión subjetiva de este Mundial tan entretenido (todavía no apasionante) y así ha de seguir hasta cuando toca confesar la ausencia que supone un fallo en la cadena (impoluta hasta este día golfo e irrepetible) de crónicas de cada encuentro.

Mientras me lo pasaba de a kilo, los armarios empotrados de Ghana remitieron a los yanquis, en la prórroga, a su home, demostrando que África todavía tiene algo que gritar en sus dominios. EEUU 1 - Ghana 2. Ya dijimos aquí que, aunque carente quizás del brillo de las figuras estelares, el combinado ghanés ofrecía un fútbol moderno y coherente, de una solidez y valentía que para sí las hubieran deseado más de una selección europea de las que ahora verán el Mundial por la tele. Me gusta pensar que hemos vengado, de su mano, la afrenta que nos hicieron los norteamericanos de la Copa Confederaciones, aunque no tengo ni idea de por qué se me ocurre esta necedad. Espero que no sea por mi reciente residencia roteña. Acaso mi cabeza todavía no ha recuperado su sitio tras las emociones, o los tragos, de ayer. No me lo tengáis en cuenta.

También tuvieron tiempo los coreanos de dilapidar su buen juego y su talento frente a un combinado uruguayo que, haciendo peor partido según cuentan, tuvo mayor acierto donde hay que tenerlo. Uruguay 2 - Corea del Sur 1. Claro que no todas las selecciones pueden contar con ese goleador que en el Ajax ha asombrado a media Europa, capaz de marcar él solito las diferencias. Luis Suárez, se llama. Casi nada el nombrecito...

Lo que ni tan siquiera las yeguas han podido conseguir es que me pierda hoy la jornada de sofá-ball programada. Perdonando la selección, la rapa de las crines, el mercado de potros y la devolución a las marismas previstos para hoy en los corrales de Almonte, me he plantado de vuelta en casita, a contrapié de mis compañeros de aventura, sospecho, para no perderme los dos partidos. Intuyo pasión y tensión a raudales. Pavlov sea loado, segrego jugos gástricos desde que me he despertado de buena mañana olisqueando sangre y sudores en los duelos al sol que se avecinan esta tarde. Puestos a poner cuernos, ahora les ha tocado a las yeguas, que me perdone el espíritu de Félix Rodríguez de la Fuente.

A lo mejor vosotros (o mi acendrado sentido de culpa, fruto sin duda de los restos de mi educación judeocristiana) tenéis algo que ver.

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