Soy tan solo un aficionado. No soy un estudioso, sino un gran amante de este magnífico deporte. No soy un experto, pero tengo mis propios criterios. No soy un estadístico, pero sumo dos y dos y, a veces, me dan cuatro. No soy un forofo aunque tenga mis preferencias. Tampoco un nostálgico, pero estoy harto de que el fútbol se trate con los trazos de la prensa rosa. Esta página será para ti, si así lo quieres. Si te gusta, disfrútala y vuelve. Si no te gusta algo, dilo. Si lo que quieres es pelea, busca en otro lado. Aquí hablaremos de fútbol, no de majaderías.

viernes, 25 de junio de 2010

DÍA 14.- ni el milagro de San Genaro

Cuando un entrenador encuentra solución a sus problemas en Genaro Gattuso, mal va la cosa. Lippi tiró del roqueño centrocampista para espantar pasados errores y acabó cerrando una de las peores participaciones de Italia en un Mundial. Eso sí, Strba, la mula, acabó a su vez con la sangre licuada y una brecha del catorce en la rodilla merced a los tacos del fallido milagro de San Gattuso. Dinamarca, por su parte, cierra la barraca y se irá para sus lares presa de convulsas pesadillas en las que docenas de muñecos diabólicos le persiguen y acosan sin darle cuartel. Además, algunos bajitos se tiñen de rubios o pelirrojos, y esos son los peores.

Para nuestra Selección, hoy es el primero de los días del "ahora o nunca" que deseo sean legión. En mi fuero interno, creo que hoy será el momento de poner las cartas sobre la mesa y despejar las dudas que nuestro juego resultadista sembró los primeros días. Mi ánimo, desde luego, no habrá de faltarles.

Eslovaquia 3 - Italia 2
Tiró Weiss para este partido de músculo y disciplina, escaso de talento, y resultó suficiente. Los italianos nunca supieron a lo que Lippi les proponía que jugaran hasta que miraron el marcador y vieron en él cruelmente reflejado un 0-2 con poco tiempo de reacción por delante. Hasta entonces, nada de nada del dosmil nada, que dice un chuleta de mi barrio. A partir de entonces, sin embargo, pudimos vislumbrar lo que hubiera sido la resurrección de la azzurra, de la mano de un genial Quagliarella, si no hubiera sido porque ya era un poco tarde. Aunque quedan en mi retina los postreros diez minutos de temible acoso transalpino, no se pasa uno el guateque dormitando y liga con la más buenorra cuando ya la música se apaga, aunque seas italiano. Así que esta vez no pudo ser y la sólida propuesta eslovaca se llevó el merecido premio. Los rácanos, aquí, se van para casa.

Paraguay 0 - Nueva Zelanda 0
Creo que a la misma hora del drama italiano hubo en Sudáfrica otro partido que terminó empatado a nada. Paradojas del destino, la peor selección de todas (sobre el papel) se vuelve a su paraíso isleño pero, tiene bemoles, sin perder un solo partido. Vaya poderío el de la haka.

Dinamarca 1 - Japón 3
Ya señalábamos aquí que lo de Japón tenía truco. Que no era un equipo, sino un ejército. Así que han pasado y lo que les queda de camino, hasta los cuartos o más allá, mientras aguante su fórmula de pelea solidaria, de velocidad y desborde, de trabajo incansable con gotas de alta clase y de tan diferencial dominio del Jabulani que me niego a creer que sea casual. Ayer apisonaron a una vetusta Dinamarca que, sin embargo, arrancó con las ideas claras y pudo complicarle las cosas a esta armada chucky. En efecto, un estudioso Olsen había dado con la fórmula del antídoto, rapidez, clase, desmarque y juego de calidad al primer toque, pero los ancianos daneses solo pudieron mantener tan bella propuesta un cuartillo de hora y sin obtener fruto alguno por la mínima pólvora que les queda a los Tomasson y compañía a escasas fechas de su jubilación. De los japos es de rigor destacar al brasileño Tulio, que siempre pudo con Brendtner, a Endo, de toque exquisito, al peleón Okubo y a ese imprevisible y rotundo rubio de bote llamado Honda, un delantero espectacular. Harían bien los paraguayos en poner a remojar sus barbas.

Camerún 1 - Holanda 2
Partido sin historia (y van ...) que nos trajo la fenomenal noticia de la vuelta al campo de Robben, escaso de forma pero con sus clásicos destellos, y algunos otros detalles menores entrevistos en los resúmenes. Por fin, otro europeo que se queda, cual feliz premonición para lo que hoy nos importa.

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