Soy tan solo un aficionado. No soy un estudioso, sino un gran amante de este magnífico deporte. No soy un experto, pero tengo mis propios criterios. No soy un estadístico, pero sumo dos y dos y, a veces, me dan cuatro. No soy un forofo aunque tenga mis preferencias. Tampoco un nostálgico, pero estoy harto de que el fútbol se trate con los trazos de la prensa rosa. Esta página será para ti, si así lo quieres. Si te gusta, disfrútala y vuelve. Si no te gusta algo, dilo. Si lo que quieres es pelea, busca en otro lado. Aquí hablaremos de fútbol, no de majaderías.

lunes, 28 de febrero de 2011

sin hacer los deberes

Este sábado, cuando me preparaba para ver la Liga una vez más, me surgió un viaje a partir de una invitación que no quise ni pude soslayar, como cuento en mi otro blog. Como buen futbolero, dejé grabando los tres partidos, pero a mi vuelta, conociendo los resultados, se me fue el santo al muslo y decidí no verlos. De alguna manera, entiendo que, además del disfrute, tira mucho en mis aficiones balompédicas la incertidumbre del resultado. Sin ella, la cosa del visionado a posteriori pierde bastante sentido. Así que, por esta vez, os relevo de la obligación de leerme porque me relevo a mí mismo de la de escribiros. Espero que sepáis disculparme. Además, tal y como vienen las cosas, en mitad de la semana se nos viene encima una nueva jornada a la que pretendo asistir en primera fila, como casi siempre.

lunes, 21 de febrero de 2011

por los pelos

Si descontamos a Osasuna, al que sin Camacho se le apareció la Virgen (y ante el Español, nada menos), y al Real Madrid, que tuvo una tarde/noche plácida y conservadora, puede decirse de esta jornada que las diferencias mínimas o los empates dramáticos han sido el pan nuestro de este fin de semana. Empiezan a ajustarse los visores y el alza en los sistemas de puntería, cada equipo pretende hacer su trabajo preponderando la eficacia de manera que, así, aumentan los resultados ajustados y los finales dramáticos. Y lo que nos queda...

- De los de abajo, tan solo Hércules y Zaragoza quedaron sin puntuar. Todos los demás, al menos sumaron un puntito que a estas alturas sabe a gloria. Ante un Atlético que todavía sigue sin saber a qué juega, aunque con la intrusión de Koke mejora su creatividad, no mostraron los maños apenas nada en un primer tiempo de contención. Han mejorado desde la última vez que les vi (lo que no era difícil porque peor, imposible) con la inclusión en la zona central de un senegalés (creo) que responde al nombre de N'Daw, aunque eché de menos la chispa de Ander Herrera, lesionado. La segunda parte, de claro color local, trajo sin embargo el golito del Kun en plena euforia atacante zaragocista, que les cayó como un mazazo. Desarmó Aguirre a su equipo con la intención de poner más leña arriba y la obtuvo en forma de dos maderas casi al término del encuentro. Para que luego Quique se queje de que a su equipo le falta suerte. En este partido, le sobró.

- Está mejorando el Sevilla con los fichajes de invierno. Rakitic le aporta visión y rapidez en el toque mientras el chileno Medel recoge con generosidad todo lo que queda suelto por el campo. Por delante, el soberbio trabajo de Negredo cubre la lenta recuperación de Navas y la a menudo ofuscada brega sorda de Capel. El 4-2-3-1 de Manzano empezó a dar sus frutos, aunque rácanos, ante un Hércules que no levanta cabeza fuera de casa desde su hombrada de octubre en Barcelona, pese al enorme trabajo del incombustible Farinós. Al final, el sevillismo angustiado miraba la hora ante la agresividad herculana del final del partido. Acaso el boquerón Esteban debería repasar su plan de juego fuera de casa si no quiere verse en el charco al final de esta temporada tan..., desconcertante.

- Termino aquí porque no me gusta hablar de lo que no veo, en el caso del Barcelona, ni creo que el comodísimo partido del Real Madrid deba pasar a la historia. En el primer caso, sí diré que obtuvo el Barça ventaja de un error arbitral de narices, propiciado por su línea que se comió un fuera de juego de Alves de libro, que vi en las crónicas un penalty también de libro de Javi Martínez sobre un Messi que llevaba un eslalon del caraho, como decimos por aquí, que el Athletic hizo un buen partido pero que el Barça ganó como acostumbra, aunque esta vez por los pelos. El Madrid, con la cabeza en Lyon, gozó de un trámite suavecito gracias a un Levante demasiado preocupado porque no le golearan y que se conformó con los dos que se llevó en la mochila. Ni las probaturas del entrenador merecen comentario, porque nunca hubo ante quién contrastarlas.

jueves, 17 de febrero de 2011

hora europea

Comenzó la fase de verdad en Champions, una vez pasada la de hacer caja. Las eliminatorias tienen, sin duda, un color menos especulativo, más "de verdad", al ser definitivas. Pasas o te vas a verlo por la tele, como el resto de los mortales. Ahí la Roma, en horas muy bajas, se ha dejado en casa las opciones frente a un Shakhtar frescachón, con su pléyade de brasileños recién salidos de la nevera ucraniana, mientras el Milan, antaño todopoderoso, lo hizo parejo frente a un Tottenham agresivo y generoso. Por el lado italiano, la cosa está que arde, mientras que por este lado cuecen también algunas habas en la hora de la verdad. La hora europea.

- Era sobre el papel mucho más equipo el Valencia que el Schalke 04, pero no lo demostró sobre el campo, emperrado Emery en experimentar una vez más su rombo argentino en el centro del campo, que obliga a un tan generoso como oneroso desgaste de los laterales a cambio de una supuesta superioridad en la zona ancha y de la posibilidad de disponer de dos delanteros. Damasiado, a mi juicio, contra un equipo que ha perdido desde la marcha de Rakitic su fuerza en la sala de máquinas y en el que solamente hace fútbol el intermitente Jurado. Perdió así fluidez en ataque y generó menos ocasiones de gol de las habituales, aunque el bello tanto de Soldado pareciera dar la razón a su entrenador. Luego, tras el descanso, logró Raúl un metro sobre el pegajoso David Navarro, aprovechando un buen pase entre líneas de Jurado, y respondió con su gol a los incomprensibles pitidos y provocaciones (Villa, maravilla y tal) que habían acompañado desde la grada cada anterior intervención suya, demostrando por qué encabeza la nómina de goleadores en Champions y silenciando a la grada. A partir de lo cual, perdió sitio el Valencia, aunque deshizo el rombo y pretendió jugar con extremos, y ya no hubo nada. Puede pasar la eliminatoria el equipo levantino, pero deberá ser mucho más agresivo en el planteamiento del partido de vuelta.

- Parecía el partido del Emirates un calco del de la anterior temporada, aunque con matices diferenciales, y casi lo fue, globalmente, al final. Pero hubo esta vez sobre el terreno dos equipos en vez de uno. El Barcelona, pletórico en pase y movimientos de desmarque (aunque en este febrero se le advierte algo más lento), generaba incansable su juego obnubilador alrededor del balón, con largas circulaciones y permanente peligro en superioridades y desmarques. Pero, esta vez, enfrente había un equipo un año mayor, con más experiencia en general y un pivote por el centro, de nombre Wilshere (zurdito de impresionante calidad y fuerza, que para mí lo quisiera) que le obligaba a trabajar mucho en los repliegues en cuanto se hacía con la bola y la jugaba con criterio y descaro, buscando hacer daño. Ya apenas la perdía frente a las acometidas iniciales de los delanteros azulgranas como el año pasado, sino que salía con el balón controlado y les hacía correr el doble. Pese a ello, no es menos cierto que era el Barça el que llevaba la batuta y multiplicaba las ocasiones, al menos en la primera parte en la que consiguió el gol y tal vez mereció que alguno más subiera al marcador, sobre todo el que finalmente marcó Messi tras el pitido del árbitro señalando un fuera de juego que no lo fue.

La segunda parte transcurría en la misma línea, aunque cada vez con más equilibrio entre ambos contendientes, cuando Guardiola retiró a Villa, que no parecía muy cansado, sustituyéndole por Keita, en un cambio que pareció el sonoro aldabonazo de otro partido al asumirse que el culé pretendía contemporizar con el resultado. Esta confianza aconsejó al Arsenal el ataque, fruto del cual llegó el gol de Van Persie por el generoso primer palo que le cedió graciosamente Valdés y luego, en pleno desconcierto azulgrana, el segundo tras galopada del francesito Nasri y habilísimo contrapié de Arshavin, que cerró el partido. Por el Barcelona, me gustó mucho el partido de Villa, Xavi, Busquets y Abidal. Por los armeros, además de los ya mencionados, la incansable y enorme brega de Cesc y ese tan denostado eje central de la defensa, con Djourou y Koscielny. En resumen, uno de esos partidos que resultan ser todo un homenaje a este deporte que nos apasiona entre dos equipos que jugaron en plenitud, cada uno con sus mejores armas (aparte de Eboué) y dejándolo todo sobre el campo. Haría mal Guardiola, en el de vuelta, si no percibe que este Arsenal no es ya, ni mucho menos, el del año pasado.

lunes, 14 de febrero de 2011

poética, lírica, épica

Febrerillo loco anda haciendo de las suyas en esta Liga nuestra. Por arriba, por la mitad y por abajo, sin concesiones, cada jornada trae su aquel y su crónica disparatada resulta casi imposible en su conjunto, de modo que le conviene a este mirón centrarse en lo que por mor de la ubicuidad televisiva se le pone a tiro cada fin de semana. Sin exagerar, porque hay partidos que parecen escritos de antemano y luego la realidad confirma las predicciones, aunque con matices.

- Ni el Valencia ni el Atlético de Madrid consiguieron jugar al fútbol. Especularon, bregaron, corrieron pero ni el uno ni el otro dieron ese paso de más al frente que supone imponer el juego de tu equipo frente al contrario al anular el suyo. El sábado, eran ambos como dos atolondrados jovenzuelos que intentaban apasionadamente meterse mano sin saber muy bien por dónde ni para qué, sin un plan preconcebido ni una estrategia definida ni una táctica establecida que no fuera empujar lo más posible en cada instante del encuentro. Al final, puede que se acabe follando (que se lo pregunten a De Gea), pero esto no es plan.

- Salió el Barcelona ahorrando, uno por línea como Guardiola acostumbra, con un ojo puesto en los armeros y el otro en el llamado virus FIFA, de modo que no les quedó otra que mirar su partido frente al Sporting de través, mediante lo que se conoce como visión periférica, por no recurrir al chiste fácil. Los asturianos traían bien estudiado el partido de casa, con un 4-6 defensivo que obtenía salida por sorpresa, tras cada recuperación, desde los extremos, preferentemente a espaldas de Alves, nunca por el centro. Así hicieron su gol al contragolpe y pudieron hacer un segundo si Barral, que antes estuvo de dulce, hubiera sido generoso con el compañero que corría junto a él, cosa que no hizo. Enfrente, un Barça nada fino y sin la frescura habitual se perdía en pases interminables sin apenas mordiente que los culminara, al estilo de la Selección en amistosos, encorsetados Xavi y Messi por la brega incansable de los de Preciado. En una Liga tan estratificada (los dos de arriba, los nueve de en medio, los nueve de abajo), que haya niveles tan claros no significa, ni mucho menos, que no pueda cualquiera sacarte los colores, por muy abajo que se encuentre. El sábado lo comprobó el Barça, frente al Levante el Madrid en la primera vuelta. Lo malo para el Barcelona es que el Sporting demostró que se puede hacer y cómo, que es peor.

- Ganó el Madrid un partido que se le puso muy difícil al jugar con diez más de noventa minutos. La expulsión de Casillas (hay contacto, dejémoslo ahí) es de las que no suelen pitarse en nuestra Liga, pero el árbitro enseñó la roja y los blancos tuvieron que pensar en otra cosa. Lo hicieron con tanto y tan logrado empeño que durante la primera parte no quedó constancia sobre el campo de su inferioridad numérica. No sólo por el gol del capitán Marcelo, que estuvo soberbio todo el partido, sino por la multiplicación de ocasiones de gol y el férreo control de los espacios en una defensa, en la que, curiosamente, faltaba Sergio Ramos. Ubícuos Xabi y Khedira en el centro, sólo Ozil fue claramente perdiendo gas a medida que avanzaba el partido, pagando acaso la entrega de su reciente incorporación a la selección alemana. Delante, dos colosos sin suerte ante Kameni, un Cristiano generoso y muy veloz y un Adebayor espléndido en el desmarque, la pausa y la entrega, que dejaron en el césped de Cornellá cuanto traían menos el par de goles, por lo menos, que merecieron ante un Espanyol sin complejos pero desesperado por su incapacidad para imponerse a un contrario que jugaba con uno menos. Grandes Callejón, pese a su propensión a fallecer tres o cuatro veces en cada partido, y Verdú, sobre quien descansa la estructura del sólido equipo que ha armado Pochetino.

lunes, 7 de febrero de 2011

nueve del patíbulo

Mientras la Liga de los de arriba se reduce a entrar en los puestos europeos y a administrar las diferencias, hay por abajo nueve equipos, nueve, a los que les huele el culo a pólvora y los codos a ascensor. Apenas cinco puntos de nada separan al Zaragoza, que está en el puesto 12, del renovado Málaga, farolillo rojo pese a sus abundantes inversiones y su entrenador de lujo. Cualquier resultado de cada nueva jornada, permite apreciar cómo los nueve se retuercen, se muerden y se vacían en la angustia compartida por alejarse de estas posiciones de riesgo y los enfrentamientos entre ellos, con el cuchillo entre los dientes, respiran cierto patetismo de postrera oportunidad cuando queda todavía casi toda la segunda parte de la competición. Tres de estos nueve se irán a Segunda. Estamos viviendo un perverso drama de largo recorrido y muerte anunciada. ¡Quién fuera escritor para glosarlo!

- Un Atlético acomplejado visitó Barcelona. En tiempos no tan lejanos, llegaban los rojiblancos al Camp Nou con la enjundia de quienes sabían que su fútbol agresivo, de contrataque, bien plantado en defensa y muy rápido tenía opciones. Solían ser partidos de muchos y bellos goles, espectaculares. Pero este sábado decidieron parecerse a sus vecinos de La Castellana y entraron al partido medrosos, tentándose la ropa desde el vestuario, en el que un timorato Quique Flores dobló defensa por la izquierda y situó de más a un Fran Mérida que no le coge el porqué a esta Liga, con el Kun más solo que la una. Mérida y Filipe Luis actuaron al fin de medio estorbo, como demostró el primer gol del Barcelona, todos tropezando entre sí a mayor gloria del más listo de la clase. Procedía el Barça como acostumbra, sinfonía de toques precisos en clave de hipnosis hasta que se produce el abobamiento* general que precede a la puñalada, al desmarque, a la diagonal, al gol. Luego, otra vez esos perpetuos rebotes (que no son fruto de la casualidad, sino de la fe en sí mismos y la ambición de todo el vestuario, algo de lo que más de uno que presume de futbolista y se para en cuanto la pierde debiera aprender) dieron su fruto e impidieron cualquier reacción, que sin embargo sí llegó cuando, tras el descanso, el único cambio (Forlán por Fran) puso las cosas en su sitio. Ahí pudieron los rojiblancos hacer daño (como bien supo ver Guardiola) y darle la vuelta al partido. Pero la ambición no aparece de golpe, si no se trae de casa, y todo se quedó en un par de sustos. El Barça olvidó cerrar el partido y lo pagó en riesgos. Hasta debió quedarse con uno menos si un árbitro menos contemplativo hubiera sancionado como debía la escalofriante entrada de Alves al Kun por detrás y ya sin balón por medio. Mala gente este brasileño, aunque le sobre calidad. Me recuerda a Pepe.

- Al fin entendió Mourinho que rotar no es sinónimo de sacar en pleno al equipo B, y procedió con cuidadín a dar descanso a algunos tocados de tanto ir a la guerra. Esta vez, el experimento Kaká (que va mejorando día a día, aunque todavía a años luz del crack que se fichó en su momento) funcionó, más o menos, durante cuarenta minutos, pese a que el portugués le gratificara con 20' de regalo. Aunque no roba un pimiento, aporta fluidez y visión general y hasta un punto más de mordiente cara al gol. Siempre que tengas por detrás, claro, a dos lobos de presa (dio ayer Lass la de cal) y enfrente a un equipo que no se mataba en la presión, acaso por el exceso de soberbia que delataban sus comentarios previos al partido. Jugaba el Madrid a sus anchas con un Ozil que da juego donde le pongas y hasta Cristiano (que incluso cuando no marca supera a cualquiera en su puesto) se relajó en cuanto le entraron un par de las que tuvo. Los experimentos en defensa mostraron algunas carencias, salvo en el lado de Arbeloa, que fueron a más con la entrada de Albiol, quuien demostró, comiéndose una de libro justo antes del gol visitante, que un central que no va bien de cabeza es un riesgo enorme e inasumible. Culminó Adebayor, aquí Manolito, un buen partido en el que fue evidente que un delantero centro de corte más clásico no le hace al Madrid ningún mal, sino todo lo contrario.

* abobar.- Hacer bobo a alguien, entorpecerle el uso de las potencias (de la RAE).

jueves, 3 de febrero de 2011

papeleta solventada

Se entrenó el Barça en Almería con el segundo equipo, lo que permitió apreciar el excelente fichaje de Affelay, la calidad de Thyago, la eficiencia de Mascherano y el atolondramiento de Nolito, además de la enorme ansiedad de un Bojan que debería emigrar para salvar su brillante futuro. Enfrente, un Almería con las puntas recortadas y la vista puesta en la Liga, legítimamente orgulloso de su papel en Copa, apenas inquietó los dominios de Pinto. Esta eliminatoria no pasará a la historia, dicho así, en pareado.

Pudo el Madrid con el Sevilla, sin que ello entrañara mejora alguna. Persiste la baja forma (llamadlo cansancio) de un Cristiano al que el Bernabeu pita cada vez que demuestra que le importan más las lamentaciones por sus fallos, errores o supuestas faltas recibidas y no sancionadas que el colectivo. Hace bien el campo en educar al lider de su once, a ver si aprende que lo personal se expresa a través de lo general como la calidad a través de la cantidad. Ardua tarea. Se demostró ayer, una vez más, que ninguno de los defensas del Real saca el balón bien jugado. En cuanto cualquier equipo de mala muerte tapa a Xabi, el Madrid adolece muchísimo de esa preocupante falta de calidad, garantía de dificultades sobrevenidas, pérdidas muy peligrosas y, sobre todo, que aporta esa sensación de inseguridad permanente en una jugada, la salida desde atrás, que debería estar siempre asegurada. No digo nada si ocurre frente a la presión angustiosa en todo el campo que practican algunos equipos y en la que el eterno rival es maestro.

Por eso mismo fue muy de agradecer el cambio de posiciones que realizó un torpe Manzano con la salida de Luis Fabiano, retirando a Kanouté del marcaje de Alonso. Enorme favor le hizo al Madrid, que se reencontró con el desmarque y pase largo cuando más lo necesitaba. De todas formas, me gustó Khedira, más atrevido que nunca, la defensa de Arbeloa sobre Navas, el gran partido de Ozil, todo clase y entrega, y el espléndido de Benzema (qué pasecito corto a Khedira, qué pase largo a Ronaldo...) si descontamos su faceta de rematador. ¿Para cuándo Manolito de delantero centro y el francés de segundo punta? ¡Qué gran descanso para Di María, que lo está pidiendo a gritos! Tampoco le vendría mal a este equipo darle banquillo al portugués, bien de salida (con Marcelo de mediopunta ofensivo) o bien en el trascurso del partido para que jueguen minutos Canales o Pedro León, que deben estar oxidaos, ¡digo yo!