El sabadete, Pérez Lasa nos mostró cómo se realiza un arbitraje interesado, parcial, agresivo con el débil y, en resumen, capcioso. Su intencionada interpretación de las faltas según sean de un equipo o del otro, sus decisiones imperiosas, su provocativo talante para con los jugadores del Zaragoza, que culminaron en la expulsión de Ponzio (una rémora para el equipo, por cierto) mientras él estaba de espaldas a la jugada, demostraron bien a las claras cómo funciona el villarato. La barriobajera exageración de Alves, que no es la primera ni la segunda, viene siempre después de la provocación. Este indivíduo, tan buen jugador como mala persona, va dejando por todos los terrenos de juego de España ejemplos de su falta de nobleza y antítesis del "juego limpio" que se exige a cualquier deportista, mientras Guardiola mira hacia otro lado. En una oficina, mejor sería no competir con él. Ganó pues así el Barça, corto de luces (por cierto, que a maderas Villa le van llamando ya por ahí "el guafe"), goleó un Real Madrid que se va aproximando al diseño proyectado por Mou, pero en el que ya deberían irse integrando una a una las rotaciones, y demostró el Mallorca los pies de barro de un Valencia sin rumbo ni pegada ante la excesiva variedad de alineaciones a las que le somete Emery. Buena resolución de Cristiano, todavía empero algo remiso al juego colectivo que le devolverá a la gloria.
Pero de lo que iba esto era de Manzano y su flor en el culo, con perdón, que cada vez es más tulipán que clavel. Para una vez que Caparrós saca pecho fuera de casa y propone un partido agresivo, con tres delanteros y líneas adelantadas, va y lo hace precisamente ante el mago del contrataque, ante un equipo al que su entrenador ha dotado ya de los instrumentos precisos para jugar cediendo la iniciativa al contrario y golpeándole sin perdón en dos pases. Para ello, el genial invento de Renato de medio atrasado, todo calidad en cada salida, complementado con un espléndido Romaric por delante que ha encontrado su sitio en este Sevilla, gracias a lo cual vuelven a brillar el control de Kanouté y la agresividad de O fabuloso o de Negredo. Este es el Sevilla para ganar, el de empatar lleva a Zokora (su fuerza y lentitud) en el medio centro. Pudo empatar un buen Athletic, y lo hubiera hecho de no mediar ese Clos Gómez capaz de lo mejor y lo peor, que donde hubo plancha de Negredo al guardameta descubrió una involuntaria mano de Koi caído que cobró como penalty. No merecía el buen partido que estaban ofreciendo ambos equipos un colofón tan feo como desafortunado, pero que acabó dándole a Manzano su victoria y haciendo crecer la ya mencionada flor que anida entre sus posaderas.
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