Soy tan solo un aficionado. No soy un estudioso, sino un gran amante de este magnífico deporte. No soy un experto, pero tengo mis propios criterios. No soy un estadístico, pero sumo dos y dos y, a veces, me dan cuatro. No soy un forofo aunque tenga mis preferencias. Tampoco un nostálgico, pero estoy harto de que el fútbol se trate con los trazos de la prensa rosa. Esta página será para ti, si así lo quieres. Si te gusta, disfrútala y vuelve. Si no te gusta algo, dilo. Si lo que quieres es pelea, busca en otro lado. Aquí hablaremos de fútbol, no de majaderías.

lunes, 25 de octubre de 2010

la flor de Manzano

El sabadete, Pérez Lasa nos mostró cómo se realiza un arbitraje interesado, parcial, agresivo con el débil y, en resumen, capcioso. Su intencionada interpretación de las faltas según sean de un equipo o del otro, sus decisiones imperiosas, su provocativo talante para con los jugadores del Zaragoza, que culminaron en la expulsión de Ponzio (una rémora para el equipo, por cierto) mientras él estaba de espaldas a la jugada, demostraron bien a las claras cómo funciona el villarato. La barriobajera exageración de Alves, que no es la primera ni la segunda, viene siempre después de la provocación. Este indivíduo, tan buen jugador como mala persona, va dejando por todos los terrenos de juego de España ejemplos de su falta de nobleza y antítesis del "juego limpio" que se exige a cualquier deportista, mientras Guardiola mira hacia otro lado. En una oficina, mejor sería no competir con él. Ganó pues así el Barça, corto de luces (por cierto, que a maderas Villa le van llamando ya por ahí "el guafe"), goleó un Real Madrid que se va aproximando al diseño proyectado por Mou, pero en el que ya deberían irse integrando una a una las rotaciones, y demostró el Mallorca los pies de barro de un Valencia sin rumbo ni pegada ante la excesiva variedad de alineaciones a las que le somete Emery. Buena resolución de Cristiano, todavía empero algo remiso al juego colectivo que le devolverá a la gloria.

Pero de lo que iba esto era de Manzano y su flor en el culo, con perdón, que cada vez es más tulipán que clavel. Para una vez que Caparrós saca pecho fuera de casa y propone un partido agresivo, con tres delanteros y líneas adelantadas, va y lo hace precisamente ante el mago del contrataque, ante un equipo al que su entrenador ha dotado ya de los instrumentos precisos para jugar cediendo la iniciativa al contrario y golpeándole sin perdón en dos pases. Para ello, el genial invento de Renato de medio atrasado, todo calidad en cada salida, complementado con un espléndido Romaric por delante que ha encontrado su sitio en este Sevilla, gracias a lo cual vuelven a brillar el control de Kanouté y la agresividad de O fabuloso o de Negredo. Este es el Sevilla para ganar, el de empatar lleva a Zokora (su fuerza y lentitud) en el medio centro. Pudo empatar un buen Athletic, y lo hubiera hecho de no mediar ese Clos Gómez capaz de lo mejor y lo peor, que donde hubo plancha de Negredo al guardameta descubrió una involuntaria mano de Koi caído que cobró como penalty. No merecía el buen partido que estaban ofreciendo ambos equipos un colofón tan feo como desafortunado, pero que acabó dándole a Manzano su victoria y haciendo crecer la ya mencionada flor que anida entre sus posaderas.

lunes, 18 de octubre de 2010

el Zaragoza y dos más

No hay duda alguna. Esta temporada, la duda está en qué dos equipos acompañarán al Real Zaragoza de mis entretelas en su descenso a segunda. Los demás, salvarán la temporada, más o menos, pero pueden respirar tranquilos porque ya, desde ahora, hay un puesto menos en la ruta a los infiernos.

Tras los primeros diez minutos del partido de ayer domingo en la Catedral, me cabe afirmar que no he visto, en ninguna de las divisiones del fútbol español, un equipo de fútbol con peores trazas que el de la tierra donde nací. Mal dispuesto, mal distribuido, mal entrenado y mal encarado (que la impotencia es mu mala consejera). Un equipo que deambula sobre el césped desnortado, que no marca y, por tanto, persigue el balón para llegar siempre tarde, ante el que los contrarios reciben cómodos y ofrecen las mejores versiones de sus regates y desmarques, pero que, además, cuando tiene el balón en su poder no sabe qué hacer con él, si descontamos al voluntarioso Ander. Pésima defensa (hace falta puntería par encontrar centrales italianos y que sean tan lentos y malos), tan basculante que cede medio campo como si fuera una autopista. Por delante, un húngaro torpe, absurdo y violento, que no sabe ni despejar de cabeza, era el hallazgo de Gay para evitar (¡qué risa!) el control y distribución de Llorente. Al lado, un par de bultos sospechosos como Braulio y Bertolo, un anciano con algún ramalazo de clase aunque obtuso como Gabi, por no hablar de ese colombiano Pérez que es incapaz de dar una sola a derechas aunque el balón esté quieto y le sujeten al contario. Con tales mimbres y esa dirección técnica, más le valdría a la rácana directiva del Zaragoza preparar el año que viene en Segunda para no bajar a la B, y ya que siento decirlo.

Me gustó el Atlético contra un Getafe facilón, el Valencia de la primera parte del Camp Nou hasta que se olvidó las instrucciones en el vestuario, ante un Barça claramente dependiente de Xavi (taparle bien era una de esas instrucciones olvidadas, y así les fue), y me divertí con el partido de Málaga, con momentos de muy buen juego del Madrid, que espero se confirmen ante el coco Milan. Falta que el Villareal de hoy se decida en Alicante, o no, a encabezar la Liga.

miércoles, 13 de octubre de 2010

pues vale

Ganaron la roja y la rojita, qué felicidad, tu. ¡Ya pasa el cortejo de los paladines!, que clamaba aquél. Y yo con un mosqueo de caballo... Debo ser un insatisfecho de órdago, pero os confieso que no me gustó lo de ayer. Sí los puntos, sí la resolución del duelo croata, pero el juego...

Ya comprobamos contra Suiza en el Mundial a dónde conduce la mala digestión del éxito. Ayer, casi nos quedamos con un palmo de narices y un puntejo en vez de tres. No siempre nos quedará Llorente para desfacer entuertos de última hora. Vayamos por partes y empecemos con los mayores. Veamos. Sin nadie a quien marcar, Capdevila sube. Hace bien, los escoceses regalaban casi las alas, fuertes para el rechazo por el centro. Sube, pero no baja. Le veo mayor. Le cubre Puyol, que no está para tantos trotes mal que le pese. Ha perdido velocidad. Uno más uno, por ese lado tenemos un boquete como un piano. No es casualidad que llegaran por ese costado los dos goles, uno superado el lateral en carrera, el otro dejando ambos un jardín a su espalda. Vale, está Piqué. Pero menos. El Piqué de este año precisa (como bastantes más de la selecçao) una urgente cura de humildad. No está bien, físicamente sin chispa, sobrado de coco y con cierta tendencia a complicarse él solito la vida. Los problemas del Barça en defensa no son ajenos a los de estos dos baluartes. Por la derecha, otro Ramos que sube y baja pero no mira. En el primero a la contra, perdió de vista al único contrario que había por allí, curiosamente el delantero de su lado. No es la primera vez. Se entrega, pero alguien debería ayudarle con su cabeza, y no sólo para mejorar sus remates.

El fútbol es de listos. Ante un equipo inferior, los listos meten tres o cuatro y luego guardan la viña. Ayer, Busquets trabajó como Stajanov tapando huecos, pero se relajó a menudo y perdió balones comprometidos. Tocando como al desgaire. Con ese gesto de echar atrás el cuerpo y tocarla como si fuera el culo de la novia mientras musitas, ¡toma, tu! recreándote en lo bien que lo haces. Si yo fuera entrenador, cada vez que viera en algún jugador mío ese gesto se iba al vestuario, aunque fuera en un entrenamiento. ¿Por qué se quedaban ayer tantos balones cortos? ¿No sería por eso? Cazorla muy flojo, Villa a lo suyo, Pablo Hernández con el día torpe, Silva mejoró algo un arranque muy malo. Sólo Xabi, que se contagió al final, e Iniesta salvaron la cara, en mi opinión. Jugando a bajo rendimiento ganaron el partido, pero no sé si es una buena noticia a la larga.

En la rojita, más de lo mismo. Superioridad. Confianza. Lentitud en la circulación, sobre todo en Parejo y Thiago. Los mismos defectos que los mayores, pero con menos recursos. Hay jugadores, pero no aprecio la necesaria disposición. Enfrente, nada del otro jueves con unos croatas que me parecieron mucho más peligrosos en el partido de ida. Tal vez demasiado tensionados. Pero, respecto a la que me importa, que es la nuestra, se me siguen apareciendo los fantasmas. ¿Demasiado para Milla?

lunes, 4 de octubre de 2010

sorry

Siento colgar tan tarde, pero hubo muchos recaos que hacer esta mañana.

Me llamó la atención el comportamiento del nuevo Sevilla de Manzano, que volvió a jugar como el Sevilla de antes. Con tan poco tiempo, da la impresión de que apenas hubo dos o tres mensajes en el vestuario, pero que les cambiaron la cara. 1.- Que cada uno haga bien lo que sabe hacer bien. 2.- El que no lo dé todo, conmigo no juega. 3.- Nadie se despista. En la alineación, se carga a Sokora y su tremenda lentitud para sacar balones, recupera el enlace de Kanouté (que hasta se permitió un kanutazo), inventa a Renato de stopper para sacar la bola con elegancia y le da galones a Romaric metiendo el poderío más arriba. Le salió de cine. El pobre Flores había innovado pero sus cálculos eran contra el otro Sevilla, así que la cagó. Le pillaron de marrón.

De este Barça de ayer, retengo la importancia de la ausencia del tan inconmensurable como escasamente reconocido (para sus enormes méritos) Xavi Hernández, agravada por el experimento Marcherano (no hace ni puede hacer de Busquets). El Mallorca volvió a probar lo de dejar casi libres las bandas al estilo del Hércules y montó un autobús de dos pisos por el centro, que es donde está la portería. Dos o tres galgos delante y al rico contrapié. Ya aparecen dos formas de frenar al Barça. La otra, el 6-3-1 del Zenit que impide, incluso, la cómoda llegada por las alas. Como Guardiola no repare en buscar alternativas a estos dos sistemas, les va a tocar de sufrir.

Al Madrid le salió cara lo de cantar bajo la lluvia, gracias a que el gol temprano envió los fantasmas al otro lado de la Castellana. Ozil dio la de cal (no se puede decir lo mismo de Khedira, lento y ofuscado ayer), el Pipita corrió y buscó los desmarques como si debiera dinero y hasta Di María remató a lo Hugo Sánchez. Atrás, las riendas de Alonso y bastante criterio, salvo inoportunas caídas. En construcción, desde luego, pero mostrando detalles. Enfrente, mucho penar le queda este año al llorón Lotina si no se pone las pilas.