Soy tan solo un aficionado. No soy un estudioso, sino un gran amante de este magnífico deporte. No soy un experto, pero tengo mis propios criterios. No soy un estadístico, pero sumo dos y dos y, a veces, me dan cuatro. No soy un forofo aunque tenga mis preferencias. Tampoco un nostálgico, pero estoy harto de que el fútbol se trate con los trazos de la prensa rosa. Esta página será para ti, si así lo quieres. Si te gusta, disfrútala y vuelve. Si no te gusta algo, dilo. Si lo que quieres es pelea, busca en otro lado. Aquí hablaremos de fútbol, no de majaderías.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Champions a vuelapluma

Qué buenos resultan los equipos de retales con un entrenador que sabe lo que se hace. Véase el Inter. Ni Cambiasso, si Sneijder, ni Samuel le servían al Madrid, ni Motta ni Eto'o al Barcelona, y míralos ahora con el insoportable Mouriño derribando al aparentemente imparable Chelsea. El portugués me cae como una patada en el cielo de la boca, pero está clarinete que de esto entiende un montón y, sobre todo, que sabe gestionar un vestuario de estrellas. Los de Ancelotti me recuerdan al Madrid: tienen respuestas para casi todo en la Liga pero no les alcanzan para competiciones internacionales. Decepcionante.

El Sevilla, por su parte, se hizo el harakiri ayudado por un especialista japonés que busca su puesto en algún grande europeo jugando como una moto. La falta que precedió al golazo de Honda (para mí que el balón rozó en la barrera o hizo un extraño muy extraño) fue fruto, una vez más, de la vehemencia exagerada y descerebrada de un Fernando Navarro que confunde su trabajo con llevar siempre la navaja entre los dientes. Pero estos pequeños detalles no deben ocultar que el equipo de Nervión ha perdido su personalidad hace tiempo y tan solo sobrevive decentemente por la fortaleza interior de alguna de sus figuras, entre las que destaca un Navas deslumbrante, ayer algo precipitado en sus centros. Ya van dos al hoyo, aviso para navegantes.

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