Soy tan solo un aficionado. No soy un estudioso, sino un gran amante de este magnífico deporte. No soy un experto, pero tengo mis propios criterios. No soy un estadístico, pero sumo dos y dos y, a veces, me dan cuatro. No soy un forofo aunque tenga mis preferencias. Tampoco un nostálgico, pero estoy harto de que el fútbol se trate con los trazos de la prensa rosa. Esta página será para ti, si así lo quieres. Si te gusta, disfrútala y vuelve. Si no te gusta algo, dilo. Si lo que quieres es pelea, busca en otro lado. Aquí hablaremos de fútbol, no de majaderías.

sábado, 31 de julio de 2010

decepción

Tras el atracón del Mundial y su resaca de celebraciones, quedaba pendiente el Europeo sub-19 que se ha celebrado en Francia. Ayer, la rojita jugó la final contra Francia y la perdió, apuntando algunos errores que conviene analizar porque son los mismos que amenazan a la Selección de sus mayores y convendría salirles al paso cuanto antes. Ya sé que no me dará la razón casi nadie, pero la joven España perdió ayer porque estuvo mal dirigida. Luis Milla no ha hecho un equipo ganador. A mi entender, se ha quedado en un grupo resultadista, incapaz de gestionar en la buena dirección su superioridad manifiesta. A partir de un grupo de futbolistas excepcional, con mucha más madurez de la que se les pueda suponer por su edad, Milla ha reproducido los esquemas triunfadores de la absoluta (control del tiempo, dominio de la pelota, triangulación, posesión, juego posicional, primer toque, desplazamientos de apertura a banda, presión en defensa...) y ha ofrecido hasta fases excelentes de buen juego, como en la primera parte del partido de ayer. Era bonito. España era claramente superior, combinativa y vertical, hasta que marcó su gol. Pero, a partir de ese momento, con los francesitos bailados y desesperados por tocar una bola, comenzó la derrota.

Hemos dicho aquí varias veces, refiriéndonos a la absoluta, que el tiki-taka no sirve de nada por sí mismo. Que sólo es un medio para obtener un fin y que, sin ese claro objetivo, se queda en agua de borrajas. El fin de la posesión no es otro que la búsqueda del gol, y no es un "divertimento" para dejar pasar los minutos hasta que el árbitro pite el final. La intensidad se mantiene mientras está claro ese objetivo común, el gol, más goles, de forma que todos trabajen en la misma dirección. Acaso con tres goles de diferencia pueda utilizarse el control para fatigar y desesperar al contrario, pero nunca antes.

Sin embargo, y no fue ayer la primera vez, a este joven equipo no se le ha inculcado este mensaje y se ha construido (o no se ha corregido) una "alternativa" al mismo que consiste en marcar primero y verlas venir aprovechando alguna contra cuando el contrario, a la desesperada, ofrece espacios. Mala elección. Ayer, los creativos del grupo (Thiago Alcántara y Canales), dieron todo un curso intensivo de este error frenando el esfuerzo, retrasando siempre el balón hasta hacer previsible la reiterada jugadita, negándose el control y la verticalidad, sustituyendo el pase preciso por el toquecito desganado y el "toma tu" para la floritura inútil. Estos dos chavales deben hacérselo mirar cuanto antes o su calidad se disolverá en la vulgaridad absoluta.

Con estas armas, que habían maniatado mal que bien a los franceses, nos fuimos al descanso. No me cuesta imaginar la satisfacción en el vestuario, "descansad, chicos, lo estáis haciendo bien...", en lugar de corregir el defecto que ya apuntaba en la segunda mitad del tiempo pasado, máxime si, conociendo a los franceses, cabía esperar de ellos una reacción desesperada. Si no fue así, que no lo sé a ciencia cierta, sí comprobé que salieron desarmados (a jugar a más de lo mismo) ante unos contrarios que hicieron de la presión desbocada virtud y que habían sido aleccionados para maniatarnos a base de velocidad, presión y "encimamiento". La rojita no estaba preparada para este giro de las cosas y no supo reaccionar al nuevo planteamiento. Debo suponer que los responsables técnicos no supieron prever ni contrarestar (más velocidad, más primer toque, más desmarque, más agresividad...) la que se les podría venir encima. Con lo que asistimos a una descomposición gradual del esquema, obcecados los nuestros en mantener un ritmo de juego que ya sólo nos perjudicaba, y en el que empezaron a desnudarse las carencias de los nuestros. Lentísimo e indeciso Bartra, dubitativo Planas, ineficaz Thiago, obnubilado Canales, y hasta torpe Rodrigo. Todos se diluían porque ninguno supo qué hacer, y el banquillo tampoco. Donde hacían falta ideas y una dirección reforzada (acaso Koke), Milla tiró de los cambios ordinarios, con un Rochina obcecado e inútil (¡qué mal va este chico, al que sólo se ve preocupado por sí mismo!) y un Muniaín que ayer no tocó una a derechas. No eran los hombres, fue el esquema lo que falló. Milla se puede apuntar sin duda esta derrota, y haría bien en corregir sus planteamientos ahora que va a dirigir la sub-veintiuno. Si no, mal vamos.

2 comentarios:

  1. Sólo vi la segunda parte (estaba de viaje). Y por lo visto ¡te doy la razón! Y añado que a Milla como a sus jugadores les faltan bastantes cocidos...

    P.D.. no entiendo como Muniaín sea suplente, con su experiencia de primera, y la mala segunda parte de Thiago y Canales.

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  2. Pues lo que digo, que la tocan pero racanean a la hora de asegurar la victoria. Ciertos complejillos de superioridad, esos que demuestran algunos taconazos a destiempo y esa manera de tocar la bola como a la remanguillé, con el cuerpo p'atras. Vamos, esas cosillas que, cuando yo entrenaba juveniles, me hacían sacar a un tío del campo.

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