Soy tan solo un aficionado. No soy un estudioso, sino un gran amante de este magnífico deporte. No soy un experto, pero tengo mis propios criterios. No soy un estadístico, pero sumo dos y dos y, a veces, me dan cuatro. No soy un forofo aunque tenga mis preferencias. Tampoco un nostálgico, pero estoy harto de que el fútbol se trate con los trazos de la prensa rosa. Esta página será para ti, si así lo quieres. Si te gusta, disfrútala y vuelve. Si no te gusta algo, dilo. Si lo que quieres es pelea, busca en otro lado. Aquí hablaremos de fútbol, no de majaderías.

miércoles, 26 de enero de 2011

el espanto de los insensatos

No vale todo para vender. Lo siento, pero no. Llenar el campo a costa de excitar a tus aficionados hasta el odio al contrario o el paroxismo irracional contiene elementos tan negativos socialmente que sólo queda desear que a ningún descerebrado se le vaya la olla en esa olla a presión en la que un presidente inmoral, falso y malencarado, con la colaboración del tonto útil de Manzano y la cara de algún que otro jugador, han convertido el Sánchez Pizjuán. El riesgo de este tipo de provocaciones (no es tan importante el vídeo de las pinturas de guerra como las declaraciones injuriosas de Del Nido, claramente destinadas a provocar a Mourinho en particular y al Madrid en general) es el alcance que les dan los medios y la influencia resultante de esa multiplicación entre los más iracundos y peligrosos hinchas de cada equipo. Del Nido es mala gente, porque lo sabe y no le importa.

Trascender de la competitividad a la agresión, convertir al contrario en el enemigo, no es ni ha sido lícito nunca, ni deportivo, ni noble. Cualidades éstas que, ciertamente, no adornan la personalidad de ese abogaducho charlatán y mentiroso que vive, además de sus tejemanejes marbellíes por los que está encausado, del Sevilla. Hasta que Mourinho no entre al trapo de un intercambio de descalificaciones le parece a Manzano merecedor de una nueva puya, demostrando hasta qué punto tiene perdido el norte o su frustración ante la falta de ganas de entrarle al trapo del portugués, en la que percibe (sospecho que con bastante razón) un rotundo desprecio.

Por no hablar de la brutal presión sobre el arbitraje, que se multiplicará en el campo, como si a Undiano le hubiera hecho falta, pero que ahora, por hoy tarde, podría hasta tener el efecto contrario del que persiguen quienes siguen mintiendo al afirmar que Valdano entró en el vestuario de los árbitros cuando está archidemostrado, y el propio Rafa Guerrero se desgañita recordándolo, que aquello no ocurrió nunca. Nunca permitas que la realidad te fastidie una buena noticia, que decían los malos periodistas en las redacciones en las que les permitían tanto cinismo.

Esperemos algo de fútbol para esta jornada.

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