
- Aprender del pasado. Comprendió Mourinho que al modo de maniatar la creatividad del Barcelona que había estrenado el sábado era necesario añadirle una guinda, de modo que incorporó a Ozil a cuenta de reconvertir a Cristiano en delantero centro. Una de cal y otra de arena. Con la lección bien aprendida, Pepe, Khedira y Xabi ejercieron de estajanovistas a la hora de maniatar la creatividad de sus contrarios que, sin embargo, habían liberado a Busquets de la defensa para hacerle retornar al eje de la sala de máquinas blaugrana y obtener allí la superioridad de la que carecieron el sábado mencionado. No resultó la jugada, sobre todo porque el gran sacrificio en defensa de Di María taponó la banda de la euforia fijando las incursiones de Alves, siempre tan dañinas para el contrario, cegando así la salida natural del Barcelona. La consigna era clara luego: tras recuperar cualquier bola, buscar a Ozil, que se movía por todo el campo para ofrecerse en superioridad. Sobre el papel estaba claro, pero de la genialidad del alemán salieron escasamente tres o cuatro grandes asistencias, eso sí de alta calidad. Demasiado poco para tanto despliegue, sobre todo porque a Cristiano, en la posición de punta, se le resta espacio para desarrollar sus arrancadas de caballo loco (por cierto, mantuvo Ronaldo durante la primera parte una actitud inaceptable, sin aportar nada en defensa, de espaldas a sus compañeros). Aún así, impuso en esa primera parte el Madrid sus argumentos, maniató a un contrario que se desesperaba sin vislumbrar a Casillas y pudo irse a los vestuarios con un par en la faltriquera.
- La segunda parte fue diferente. Sospecho que fue el cansancio, más que alguna maquiavélica instrucción del portugués, lo que hizo que el Madrid bajara la primera línea cinco metros y empezó el Barça a tejer su tela de araña con los madridistas llegando tarde y persiguiendo fantasmas, como "pasaba antes". Crecieron Xavi e Iniesta, se reencontraron Alves y Pedro y emergió Messi para sacarle la punta a todo. Fueron cuarenta minutos de superioridad flagrante, fruto de la cual al menos cuatro balones buscaron con malicia las redes blancas. Casillas escribió una vez más su lección de feroz entrega y las puntas de sus dedos evitaron milagrosamente los despiadados remates. Finalizaba el tiempo regular de la partida cuando, tras la salida de Adebayor, retomó el Madrid su pelea subiendo líneas y amenazó de nuevo el área culé, por la que el togolés transitaba con velocidad no exenta de cierta torpeza. También tuvo el gaditano Pinto manos mágicas para sacar un remate envenenado de Di María que llevaba ansias de campeonato. Hubimos prórroga.
No regresó en la prórroga la presión blaugrana, sino que asistimos a una pelea de poder a poder de ambos equipos ya muy igualados por las escasas fuerzas. En este tiempo añadido fue donde surgió la potencia de Cristiano, que tapó disciplinado su banda para arrancar desde allí a la menor oportunidad con una plenitud física insultante. Llegó tras un par de ocasiones el gol (tenía que ser por arriba) y todo transcurrió luego entre nervios y pérdidas de tiempo hasta el pitido final. Acabó el Madrid con 10, para no perder la costumbre.
- Nos espera todavía un ida y vuelta espectacular, en la que el Real Madrid no querrá perder la ocasión de golpear en caliente que llama a su puerta. Tras el paréntesis de Liga ante el Valencia, partido en el que debería dar el descanso que piden a gritos buena parte de sus guerreros, llegará el primer encuentro de Champions. Si todo transita por los derroteros lógicos, intentará Guardiola fortalecer su eje central (posiblemente incorporando a Keita de salida) y probará Mou una nueva vuelta de tuerca por delante, pese a que la obligada baja de Carvalho puodría trastocar sus planes ideales, aportando más pólvora arriba. Acaso Higuaín y Benzéma tengan su oportunidad en un partido que el Madrid jugará a ganar, aunque sea por la mínima.
Felicidades al Real Madrid, justo campeón; felicidades, Antonio, justo madridista.
ResponderEliminarGran final de fútbol, en mayúsculas.
Por otro lado, sin invalidar tus certeras disquisiciones tácticas, y más allá de ellas, te diste cuenta, Antonio, que una final de Copa a partido único no tiene nada que ver desde un punto de vista anímico e intensidad en lo físico (con prórroga incluida) con cualquier otro partido que se precie (si acaso otra final, la de Champions, por ejemplo).
Gran análisis del partido Antonio, para no perder la costumbre. Con todo, lo mejor fue la deportividad de las dos aficiones y la ausencia de incidentes durante la celebración.
ResponderEliminarGracias, Arnau, por tus felicitaciones. Ciertamente presenciamos un partido enormemente intenso. Gracias, Joaquín, tienes razón. Y si los del laser se lo metieran por do amargan los pepinos, mejor aún.
ResponderEliminarDe ayer destacaría muchas cosas, porque me pareció un partido excelente. Pero si tuviera que elegir 3 detalles me quedaría con la primera parte de Pepe, el duelo Alves/Di María y el despliegue físico de Ronaldo en la prórroga.
ResponderEliminarLos que van a ser distintos son los 2 próximos. A ida y vuelta, valor doble de los goles marcados fuera. Será el momento Mou de verdad: estrategia + especulación. Será muy importante la recuperación de ambos equipos, salvados los escollos de Osasuna y Valencia. Y seguro que Guardiola nos sorprende con alguna novedad (más allá de la incorporación del imprescindible Puyol).
La única novedad de Guardiola será reforzar su centro del campo para intentar superar el trivote, de modo que sacará a Keita e intentará imponer su juego desde ahí. Es mi opinión. Mou tirará de gente con más gol arriba, según lo hagan hoy Higuaín y Benzéma. Salvo enorme sorpresa de Kaká, que no creo, jugará con el trivote de dos avanzados (Pepe y Lass, o Pepe y Granero) con Xabi atrás en el centro. Arriba tiene más opciones, pero pienso que Mou cree que le basta con ganar y fiarlo todo a un partido de ultracontención en el Nou Camp. Obviamente, si puede por dos de diferencia mejor que por uno, pero sin volverse loco para obtenerlo.
ResponderEliminarMi tesis, que ya sé que muchos no compartís, es que para Mou la cosa es imponerse en los cuatro partidos, llegando al cuarto con la enorme moral de tres resultados positivos (el de Liga lo considera positivo frente a las "manitas" y el 0-5 de Rossell) que obligarán al Barcelona a atacar desaforadamente, descuidando su defensa.
Ya veremos.
No te empeñes, Antonio, el empate a uno en el Bernabéu no fue positivo para el Madrid, sólo le sirvió al equipo merengue para mantener la diferencia a ocho puntos e irremediablemente y de esta forma perder la liga. Y se ha visto hoy con el Valencia, que lo ha barrido del mapa. Un equipo como el actual Madrid, con la majestuosa plantilla que atesora, nunca se puede dar por satisfecho con un empate en casa y menos jugando contra su máximo rival. No olvidemos que Juande y Pellegrini lucharon la Liga hasta casi el último partido de competición; con mucha menos plantilla y frente a un Barça más pletórico de recursos que el de hoy. Y la Liga, no lo olvidemos, es la que marca la hegemonía y ciclos de los equipos, no la Copa del Rey (por muy bonita que sea ganarla).
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