Soy tan solo un aficionado. No soy un estudioso, sino un gran amante de este magnífico deporte. No soy un experto, pero tengo mis propios criterios. No soy un estadístico, pero sumo dos y dos y, a veces, me dan cuatro. No soy un forofo aunque tenga mis preferencias. Tampoco un nostálgico, pero estoy harto de que el fútbol se trate con los trazos de la prensa rosa. Esta página será para ti, si así lo quieres. Si te gusta, disfrútala y vuelve. Si no te gusta algo, dilo. Si lo que quieres es pelea, busca en otro lado. Aquí hablaremos de fútbol, no de majaderías.

lunes, 26 de abril de 2010

pitoniso

Visto lo visto, soy de la opinión de que la Liga depende del Inter. Me explicaré, aunque los que ya sois habituales de aquí ya me habréis entendido. Si el Barça se clasifica tras su partido contra el Inter, no habrá quien le pare en la Liga. Eso es lo que creo. Hasta este sábado, en que presenciamos la rebelión de la cola en dos episodios frustrados pero repletos de contenido, intuía yo que ninguno de los dos gallitos se iba a hacer con todos los puntos que restaban por jugar. Vamos, que era una exageración lo de 99 puntos contra 98.

Ahora, ya no estoy tan seguro, aunque hay tanto nerviosismo y exceso de responsabilidad en los dos grandes que no me hubieran extrañado un par de empates, pero ocurre que el resultado de Milán ha venido a distorsionar el cotarro. A escocer. A encender pasiones. A concitar proclamas y exacerbar vestuarios, con camiseta compromisaria incluida. Nos vamos a dejar la piel, pone en el frontal. El Madrid ya había firmado su pacto del vestuario, no iban los catalanes a ser menos. Es el fútbol un estado de ánimo, y el escenario de las próximos cuatro citas lo va a demostrar hasta lo evidente.

Salvo que se pinche el globo. Si el Barça no se clasifica para su soñada bofetada al archienemigo en su propia casa, sí, sí, sí, no vamos a Madrí, se vendrán abajo las ilusiones con el estruendo que hacen sólo los gigantes cuando caen. Levantarse del varapalo, luego, se me antojaría un imposible.

Así que todo está en las manos mágicas de Mou y sus chisteras con el conejo Sneijder de gambito.

2 comentarios:

  1. De momento ha vuelto “el espíritu del cochinillo”.

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  2. Es el triunfo del desafuero, la párdida de la identidad a manos de los oportunistas como Laporta. Aquellos barros han traído estos lodos porque así (en la cabeza del prócer) ganen o pierdan, pasen o se queden, él habrá cumplido su objetivo que no es otro que intentar asegurarse el voto del socio para cuando asome en la otra política. Si de salida ya me llevo 90.000..., que dijo la lechera.

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