
Los ocho al Levante no son para sacar pecho. Si acaso, para valorar qué es lo que ha cambiado en el Real Madrid desde que no pudo ganar al mismo equipo al comienzo de la Liga. Animados tras este recuerdo, los responsables del vestuario granota se plantaron en el Bernabéu con cierta soberbia que les permitió alinear un supuesto "segundo equipo" con
Caicedo arriba. ¿O fue entregar el partido? Lo que sí es seguro es que
Luis García, el entrenador dicharachero, ha tirado por la ventana la supuesta Lotería que suponía para el club la visita del Madrid. No creo que vayan muchos espectadores a recoger los palos del sombrajo en el partido de vuelta. Sobre el campo, mejoría de
Benzema ante una defensa frágil, eficaz colaboración
Alonso-
Granero (¿cuándo será este chico el que es de una vez por todas?), magia de
Di María, exquisitos ramalazos de
Ozil, nueva muestra de encefalograma plano de
Pepe. Nadie se acordó de
Khedira, que debería despertar o se le pasará el arroz, ni de un
Ramos siempre estérilmente conflictivo. Se estrenó
Morata, que apunta maneras.
Ganó el Atlético de penalty injusto por una mano fuera del área. Perdió la cabeza
Reyes (tampoco es que le sirva de gran cosa) y perdieron los colchoneros un jugador, con lo que las cosas se le pusieron difíciles, sobre todo porque
Forlán se dejó el tobillo donde el topo. Las pasarán de todos los colores en Cornellá, me temo. En Sevilla y Almería, dos partidos locos que con su gran número de goles generarán en la vuelta especulaciones dramáticas. Cumplió el Getafe, que parece renacer de sus cenizas, y de los partidos del martes, que presagiaban un aburrimiento felizmente superado en los del miércoles, poco que decir si no es que al Barça no le prueban en exceso las rotaciones. Será bonito el partido en
La Catedral, aunque no me espero que pasen los del bocho. Vete a saber, porque lo cierto es que en casa se plantan con fuerza y, si marcaran pronto, lo mismo al Barcelona le entran las prisas y se descubre atrás. Me gustará ver ese partido, me creo.
No me ha tocado el gordo, y eso que esta vez jugaba. Siempre que pasa igual sucede lo mismo.
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