Mientras la Liga de los de arriba se reduce a entrar en los puestos europeos y a administrar las diferencias, hay por abajo nueve equipos, nueve, a los que les huele el culo a pólvora y los codos a ascensor. Apenas cinco puntos de nada separan al Zaragoza, que está en el puesto 12, del renovado Málaga, farolillo rojo pese a sus abundantes inversiones y su entrenador de lujo. Cualquier resultado de cada nueva jornada, permite apreciar cómo los nueve se retuercen, se muerden y se vacían en la angustia compartida por alejarse de estas posiciones de riesgo y los enfrentamientos entre ellos, con el cuchillo entre los dientes, respiran cierto patetismo de postrera oportunidad cuando queda todavía casi toda la segunda parte de la competición. Tres de estos nueve se irán a Segunda. Estamos viviendo un perverso drama de largo recorrido y muerte anunciada. ¡Quién fuera escritor para glosarlo!
- Un Atlético acomplejado visitó Barcelona. En tiempos no tan lejanos, llegaban los rojiblancos al Camp Nou con la enjundia de quienes sabían que su fútbol agresivo, de contrataque, bien plantado en defensa y muy rápido tenía opciones. Solían ser partidos de muchos y bellos goles, espectaculares. Pero este sábado decidieron parecerse a sus vecinos de La Castellana y entraron al partido medrosos, tentándose la ropa desde el vestuario, en el que un timorato Quique Flores dobló defensa por la izquierda y situó de más a un Fran Mérida que no le coge el porqué a esta Liga, con el Kun más solo que la una. Mérida y Filipe Luis actuaron al fin de medio estorbo, como demostró el primer gol del Barcelona, todos tropezando entre sí a mayor gloria del más listo de la clase. Procedía el Barça como acostumbra, sinfonía de toques precisos en clave de hipnosis hasta que se produce el abobamiento* general que precede a la puñalada, al desmarque, a la diagonal, al gol. Luego, otra vez esos perpetuos rebotes (que no son fruto de la casualidad, sino de la fe en sí mismos y la ambición de todo el vestuario, algo de lo que más de uno que presume de futbolista y se para en cuanto la pierde debiera aprender) dieron su fruto e impidieron cualquier reacción, que sin embargo sí llegó cuando, tras el descanso, el único cambio (Forlán por Fran) puso las cosas en su sitio. Ahí pudieron los rojiblancos hacer daño (como bien supo ver Guardiola) y darle la vuelta al partido. Pero la ambición no aparece de golpe, si no se trae de casa, y todo se quedó en un par de sustos. El Barça olvidó cerrar el partido y lo pagó en riesgos. Hasta debió quedarse con uno menos si un árbitro menos contemplativo hubiera sancionado como debía la escalofriante entrada de Alves al Kun por detrás y ya sin balón por medio. Mala gente este brasileño, aunque le sobre calidad. Me recuerda a Pepe.
- Al fin entendió Mourinho que rotar no es sinónimo de sacar en pleno al equipo B, y procedió con cuidadín a dar descanso a algunos tocados de tanto ir a la guerra. Esta vez, el experimento Kaká (que va mejorando día a día, aunque todavía a años luz del crack que se fichó en su momento) funcionó, más o menos, durante cuarenta minutos, pese a que el portugués le gratificara con 20' de regalo. Aunque no roba un pimiento, aporta fluidez y visión general y hasta un punto más de mordiente cara al gol. Siempre que tengas por detrás, claro, a dos lobos de presa (dio ayer Lass la de cal) y enfrente a un equipo que no se mataba en la presión, acaso por el exceso de soberbia que delataban sus comentarios previos al partido. Jugaba el Madrid a sus anchas con un Ozil que da juego donde le pongas y hasta Cristiano (que incluso cuando no marca supera a cualquiera en su puesto) se relajó en cuanto le entraron un par de las que tuvo. Los experimentos en defensa mostraron algunas carencias, salvo en el lado de Arbeloa, que fueron a más con la entrada de Albiol, quuien demostró, comiéndose una de libro justo antes del gol visitante, que un central que no va bien de cabeza es un riesgo enorme e inasumible. Culminó Adebayor, aquí Manolito, un buen partido en el que fue evidente que un delantero centro de corte más clásico no le hace al Madrid ningún mal, sino todo lo contrario.
* abobar.- Hacer bobo a alguien, entorpecerle el uso de las potencias (de la RAE).
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Hace 1 día
A pesar de su derrota, cierto es que el club colchonero jugó bastante mejor en el Camp Nou que sus "vecinos de la castellana."
ResponderEliminarEstoy de acuerdo también contigo en lo de Alves. Al brasileño -tan buen jugador como buena persona- se le va la pinza demasiado a menudo en el aspecto deportivo. Su capacidad craneal me recuerda en grado sumo a la de Sergio Ramos; será cuestión de laterales. Aunque eso sí, está claro que el jugador blaugrana no es casi nunca expulsado por el parapeto del sibilino villarato; al contrario que el de Camas, el cual es evidente que apenas es expulsado por... no sé, díganmelo ustedes (pido ayuda al comodín del público).
Por cierto, muy desafortunadas las declaraciones de Mourinho: "Además, contra él no es como con otro, ante el que los adversarios se desvían, tienen miedo de meter el pie y no le toca nadie".
Hay que estar muy desesperado además de ser muy mal deportista para opinar de este modo. Además de ser un absoluto hipócrita cuando siempre se precia de lo contrario; todos sabemos a quién se refiere. Espero que el Comite de antiviolencia tome cartas en el asunto.
Dejo un video para demostrar sus mentiras acomplejadas. Sí, ya sé que en el mismo no se encuentra la bestial falta de Sergio Ramos en el Camp Nou ni la no menos animal de Ufjalusi en el Vicente Calderón, pero creo que para muestra no hace falta más que un simple botón.
http://www.youtube.com/watch?v=1kYsnG6sMrc
Estoy de acuerdo en tu comparación Alves/Pepe. Y en cuanto a Ramos le compararía con Busquets: y ambos pueden jugar en varias posiciones.
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