Comenzó la fase de verdad en Champions, una vez pasada la de hacer caja. Las eliminatorias tienen, sin duda, un color menos especulativo, más "de verdad", al ser definitivas. Pasas o te vas a verlo por la tele, como el resto de los mortales. Ahí la Roma, en horas muy bajas, se ha dejado en casa las opciones frente a un Shakhtar frescachón, con su pléyade de brasileños recién salidos de la nevera ucraniana, mientras el Milan, antaño todopoderoso, lo hizo parejo frente a un Tottenham agresivo y generoso. Por el lado italiano, la cosa está que arde, mientras que por este lado cuecen también algunas habas en la hora de la verdad. La hora europea.
- Era sobre el papel mucho más equipo el Valencia que el Schalke 04, pero no lo demostró sobre el campo, emperrado Emery en experimentar una vez más su rombo argentino en el centro del campo, que obliga a un tan generoso como oneroso desgaste de los laterales a cambio de una supuesta superioridad en la zona ancha y de la posibilidad de disponer de dos delanteros. Damasiado, a mi juicio, contra un equipo que ha perdido desde la marcha de Rakitic su fuerza en la sala de máquinas y en el que solamente hace fútbol el intermitente Jurado. Perdió así fluidez en ataque y generó menos ocasiones de gol de las habituales, aunque el bello tanto de Soldado pareciera dar la razón a su entrenador. Luego, tras el descanso, logró Raúl un metro sobre el pegajoso David Navarro, aprovechando un buen pase entre líneas de Jurado, y respondió con su gol a los incomprensibles pitidos y provocaciones (Villa, maravilla y tal) que habían acompañado desde la grada cada anterior intervención suya, demostrando por qué encabeza la nómina de goleadores en Champions y silenciando a la grada. A partir de lo cual, perdió sitio el Valencia, aunque deshizo el rombo y pretendió jugar con extremos, y ya no hubo nada. Puede pasar la eliminatoria el equipo levantino, pero deberá ser mucho más agresivo en el planteamiento del partido de vuelta.
- Parecía el partido del Emirates un calco del de la anterior temporada, aunque con matices diferenciales, y casi lo fue, globalmente, al final. Pero hubo esta vez sobre el terreno dos equipos en vez de uno. El Barcelona, pletórico en pase y movimientos de desmarque (aunque en este febrero se le advierte algo más lento), generaba incansable su juego obnubilador alrededor del balón, con largas circulaciones y permanente peligro en superioridades y desmarques. Pero, esta vez, enfrente había un equipo un año mayor, con más experiencia en general y un pivote por el centro, de nombre Wilshere (zurdito de impresionante calidad y fuerza, que para mí lo quisiera) que le obligaba a trabajar mucho en los repliegues en cuanto se hacía con la bola y la jugaba con criterio y descaro, buscando hacer daño. Ya apenas la perdía frente a las acometidas iniciales de los delanteros azulgranas como el año pasado, sino que salía con el balón controlado y les hacía correr el doble. Pese a ello, no es menos cierto que era el Barça el que llevaba la batuta y multiplicaba las ocasiones, al menos en la primera parte en la que consiguió el gol y tal vez mereció que alguno más subiera al marcador, sobre todo el que finalmente marcó Messi tras el pitido del árbitro señalando un fuera de juego que no lo fue.
La segunda parte transcurría en la misma línea, aunque cada vez con más equilibrio entre ambos contendientes, cuando Guardiola retiró a Villa, que no parecía muy cansado, sustituyéndole por Keita, en un cambio que pareció el sonoro aldabonazo de otro partido al asumirse que el culé pretendía contemporizar con el resultado. Esta confianza aconsejó al Arsenal el ataque, fruto del cual llegó el gol de Van Persie por el generoso primer palo que le cedió graciosamente Valdés y luego, en pleno desconcierto azulgrana, el segundo tras galopada del francesito Nasri y habilísimo contrapié de Arshavin, que cerró el partido. Por el Barcelona, me gustó mucho el partido de Villa, Xavi, Busquets y Abidal. Por los armeros, además de los ya mencionados, la incansable y enorme brega de Cesc y ese tan denostado eje central de la defensa, con Djourou y Koscielny. En resumen, uno de esos partidos que resultan ser todo un homenaje a este deporte que nos apasiona entre dos equipos que jugaron en plenitud, cada uno con sus mejores armas (aparte de Eboué) y dejándolo todo sobre el campo. Haría mal Guardiola, en el de vuelta, si no percibe que este Arsenal no es ya, ni mucho menos, el del año pasado.
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Hace 1 día
Joder, impecable la disertación del Arsenal-Barça. De muy altos vuelos (y te aseguro que no es por dorarte la píldora para limar ciertas asperezas). Nada más que añadir, sería redundante a tu análisis.
ResponderEliminarBueno sí, únicamente una cosa. Tienes razón con lo del mes de febrero. Durante los tres años de Guardiola al mando del equipo este mes ha sido siempre bastante nefasto. No sé, será cuestión de estrategia en la preparación, o tal vez falta de dosis más alta de nandrolona, como diría alguien muy cachondo que yo me sé. En eso me acojo para ser optimista de cara a la vuelta en el Camp Nou. Además, este equipo me merece toda la confianza; la que me ha regalado con su juego y perseverancia durante estos tres últimos años de felicidad futbolística.
Lo mismo es el mes de vacaciones del "dealer", o acaso una meseta baja en el programa de forma física del equipo. Si no vuelve Pujol, ante la baja forzosa de Piqué, puede decirse que ahí sí que tenéis un problema. Yo esperaría un Arsenal muy similar al de ayer, siempre que le respeten las lesiones, lo que no hace sencilla la predicción. Ya veremos, dijo un ciego.
ResponderEliminarTengo la costumbre de leer la prensa inglesa, que sin duda es algo más objetiva que la madrileña, y no digamos la catalana, en cuanto a enjuiciar el fútbol patrio.
ResponderEliminarEl juego de toque y contemporización del Barcelona, que evidenció aún más Guardiola con el cambio de Villa, es visto por la prensa inglesa como una muestra más de la autocomplacencia del Barcelona de Guardiola.
Yo también leí la prensa inglesa y estoy de acuerdo en lo que menciona Joaquín así como en la disección de Antonio sobre el Arsenal-Barça. Me gustaría añadir que fue un partidazo. Una primera parte azulgrana y una segunda de los gunners, sobre todo tras el desafortunado cambio de Villa por Keita. Y estoy con Arnau, creo que va a pasar el Barcelona. Ese gol de Villa vale su peso en oro.
ResponderEliminarPienso que la derrota culé -no tan grave como algunos medios quieren hacernos creer- se basa en acciones puntuales, más allá de las jugadas polémicas: Puyol es mucho Puyol, y su ausencia se nota mucho (garra, veteranía, colocación, anticipación, etc.); el señalado cambio de Villa y los inexplicables fallos de Messi (3) de cara al gol. Le habré visto fallar alguna vez, en ocasiones aisladas, pero ¡no recuerdo ningún partido donde lo hubiese hecho 3 veces! Y eso determina el resultado en el marcador. Con 1 acierto y dos errores: 2-2 (excelente resultado en Champions). Y así sucesivamente...
Parece que Villa tenía algo en un pie, por lo que se adivina en las noticias posteriores al partido, lo que no quita que el cambio fuera por Keita en lugar de Bojan o alguien más agresivo arriba, por lo que el contenido crítico de mi crónica y vuestros comentarios no varía.
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